miércoles, mayo 1, 2024
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El peleador peruano que vendía mascarillas en pandemia y ahora firmó con UFC

Luis Pajuelo hizo noticia al convertirse en el último luchador peruano en firmar contrato con UFC. No obstante, nada en la vida le llegó fácil, pues tuvo que recorrer un camino larguísimo para llegar a ser quien es hoy: un peleador de élite.

El peleador peruano supo trasladar su talento en cada rincón al que viajó para luchar. Desde Tingo María hasta Las Vegas.. Ahí ya se hizo un nombre a punta de mucho trabajo y esfuerzo. Y pensar que tres años atrás vendía mascarillas en pandemia para solventarse. Hoy ya no es necesario hacerlo.

Desde pequeño estuvo involucrado en las artes marciales. Desde kendo hasta el judo. Pero su carrera deportiva comenzó con el boxeo. Con los guantes golpeaba fuerte y hasta llegó a ser campeón nacional de Perú, pero muchas trabas se interpusieron en su camino y no le dejaron explotar.

Por eso, decidió hacer una difícil transición a MMA. Y el itinerario no fue nada fácil. Tuvo que hacer de todo para poder presentarse en las peleas, vendiendo un sinfín de productos. Pero poco a poco fue creciendo y hace poco su esfuerzo incansable le dio la mejor recompensa: un contrato con UFC. En entrevista con el portal Infobae, Luis Pajuelo contó su historia y sus sueños.

¿Cuáles fueron las primeras disciplinas que practicaste?

A los nueve años comencé con un arte marcial japonés que se llama kendo. Es un arte marcial que se practica con espadas, como los samuráis, y me marcó bastante, porque era un niño bien hiperactivo y movedizo. En cambio, los japoneses son muy disciplinados, mantienen su postura y eso me ayudó a canalizarme como ser humano. Luego, dejé el kendo e hice un poco de judo, cuando ya tenía un tacto mayor y fuerza.

¿Y cómo fue tu etapa como boxeador?

En judo estuve un año y después conocí el box. Tenía unos amigos que sacaban sus guantes y hacíamos peleítas en el parque. Recuerdo que nos golpeábamos del cuello para abajo como jugando y un día pasó un chico por la calle, me vio y me preguntó si boxeaba. Le dije que sí. Él estaba con sus guantes colgados en su hombro y me dijo “hay que boxear”, acepté y recuerdo que me sacó el ancho. Le pregunté si boxeaba en alguna academia y me respondió que lo hacía en Breña. “Si quieres, vamos mañana”, me dijo. Al día siguiente, agarré mis guantes y me fui caminando con él sin conocerlo. Fuimos a una escuela municipal de Breña, donde conocí a mi primer profesor de box, Solorzano. Comencé a practicar, tuve unas peleas amateur, de ahí me metí a campeonatos nacionales. En el 2016 fue mi primer campeonato de ‘Guantes de Oro’. De ahí, salí campeón nacional, me llevaron a la Federación y me quedé buen tiempo en la selección. Estuve como titular, pero me tuve que salir por unos problemas con la dirección de la Federación Peruana de Boxeo y tuve que transicionar a MMA, donde me quedé hasta hoy.

Fuiste campeón amateur de box, pero comentas que hubo problemas. ¿Qué fue lo que hizo que abandonaras esta disciplina si eras bueno?

Pasa que cuando llegué a la Federación, que se supone que es el punto más alto al que un boxeador puede llegar, vi que no había mucho apoyo. En realidad, las instalaciones estaban muy mal cuidadas. No teníamos una alimentación buena ni saludable. Me da un poco de pena contarte todo esto, porque hasta el día de hoy sé que no hay un aporte bueno para la Federación de Boxeo. Desayunábamos pan con quinua en las carretillas de alguna esquina y nos llevaban a comer menú a un restaurante cerca del estadio. En realidad, la base de un deportista es su recuperación. Si no tienes una buena recuperación, no tienes un buen desempeño. Y varios amigos míos salieron con problemas de hemoglobina. Éramos como 16 peleadores de box y cuatro o cinco sufrieron de anemia. Entonces, es algo muy fuerte, tú como persona das el 100%, pero quien está a tus espaldas cuidándote no hace el 100% por ti. Algo que vi una vez en ese entonces y me molesté mucho era que habían marcas que apoyaban con suplementos y en el cuarto del presidente de la Federación había un montón de sacos de proteínas y no nos daban ni uno solo. No había familiaridad, todo era para ellos. Encima recuerdo que yo tenía el cupo para ir a los Pre-Panamericanos de Lima 2019, porque había salido campeón nacional en 2018, vino una persona equis con su papá, pagaron sus cosas y al final ocuparon mi espacio. A mala hora, era de mi categoría este muchacho y fue a los Prepanamericanos. Al final tampoco pudo clasificar. Fue una muy mala gestión. Hasta el día de hoy siguen en lo mismo, no hay una evolución. Están corrompidos.

¿Qué tan difícil fue la transición de boxeador a luchador de MMA?

La transición sí fue difícil, pero yo siempre he sido muy versátil para hacer las cosas. Hice kendo, judo, boxeo, he jugado un tiempo fútbol y rugby también. Entonces, cuando yo comencé a hacer MMA, sí fue muy difícil, porque es un mix de todas las artes marciales. Tuve que eliminar todo lo que sabía de boxeo y comenzar a adaptarme a este nuevo estilo.

Sabemos bien que en estas disciplinas es difícil contar con apoyo en un inicio. Particularmente, ¿cómo fue para ti?

Como yo ya había pasado ese problema con el boxeo, cuando cambié a MMA, yo comencé a hablarle a marcas. Nunca he sido quedado con eso. Comencé a tocar puertas, amigos, gente que tenía empresas, microempresas… para que me apoyen. Y, por ejemplo, en el MMA hacía mis shorts de pelea y ponía las marcas de estas microempresas, de estas empresas, de amigos que me apoyaban. De esa manera podía contribuir.

¿Bastó con ese apoyo o de qué otra forma has logrado solventar esta carrera?

También he trabajado todo este tiempo. He trabajado de todo, en cocina, en construcción, he vendido lasagnas, he vendido mascarillas en pandemia, he vendido hasta medias. La última pelea en Estados Unidos fue la única que pude recaudar cierto dinero para poder enfocarme en prepararme con el apoyo de mis auspiciadores.

¿Por qué te llaman ‘corazón de león’?

Tuve mi única derrota en Brasil y mi papá me puso Corazón de León, porque había un rey que era muy perseverante y muy aguerrido. Me lo comentó muy a grosso modo, pero fue por mi papá, que me lo puso por la pelea muy difícil que tuve allá y cómo supe sobresalir de ahí. De hecho, esa pelea la perdí por decisión dividida. Muchos me vieron ganar, muchos me vieron perder. Fue muy pareja y sangrienta la pelea.

¿Sientes que estás haciendo honor a ese apodo?

Definitivamente sí. En cada pelea me siento con esa fuerza de llevar esa característica. Siempre he sido una persona fuerte, rebelde, con esa garra, con esos ánimos para hacer cualquier cosa. Siempre me pongo al 100. Entonces, yo creo que sí me caracteriza demasiado.

¿Como te preparaste para la pelea del Dana White’s Contender Series?

Fueron cuatro meses de arduo trabajo, alrededor de siete horas al día. He practicado boxeo, he hecho Muay Thai, preparación física, Jiu-Jitsu, lucha… Primera vez que he tenido un profesor particular solo para ganar esta experiencia. Y es la primera vez que me he dedicado 100% a un entrenamiento para una pelea. Para mis otras peleas he tenido que trabajar y entrenar.

¿Tenías previsto un nocaut en primera ronda?

Si fuera por mí, me hubiera gustado terminarlo en el segundo round. Fue muy rápido. Creo que me gusta pelear y siento que me gusta estar ahí, en ese momento en donde las luces están cayendo, donde la gente te está mirando. Entonces, al acabar muy rápido la pelea, dije “bien, acabé mi trabajo”, pero después sentí que se fue todo el tiempo de trabajo por tres minutos y medio. Me hubiera gustado estar un poquito más ahí.

¿Qué se sintió haber conseguido la victoria en ese momento?

Yo estaba completamente seguro de mi victoria. Estaba muy contento también, pero sabía que me iba a llevar el contrato. Yo soy una persona muy segura por todo lo que trabajo. Sé que lo iba a lograr. Y ahora que estoy dentro de UFC es como un nuevo comienzo para mí. Todo ha comenzado desde cero. Para mí, mi récord es cero, cero, cero ahorita. Estoy seguro que voy a iniciar con el pie derecho y pienso seguir así hasta el día que me retire.

¿Qué te dijo Dana White después de la pelea?

En el evento, él resaltó mis maravillosas patadas, un buen rodillazo al cuerpo, que los peruanos somos como animales, muy fuertes… Estaba muy sorprendido y muy contento. Yo fui el único peleador que se presentó ese día al que le dio un regalo: me dio un whisky de Dana White, la marca de él.

¿Cómo dimensionas el hecho de ganar un contrato con la empresa más grande de MMA?

Es un honor poder representar a mi bandera y poder representar a mi tierra Tingo María. No vivo en Tingo María, pero sí lo llevo en el pecho. También llevo en el pecho los colores rojo y blanco de Perú. Sé que voy a poder representar muy bien, no solo yo, sino todos los peruanos que están dentro y los que van a entrar a esta plataforma. De hecho, hay un compañero que va a pelear el 12 de septiembre: James Llontop. Y ya lo dije, él es uno más que va a ingresar. Estoy completamente seguro, lo siento porque entreno con él, veo su hambre y es igual que la mía. Es imposible que no pueda ganarse ese contrato. Apuesto todo por él.

Ya estás en la élite de esta disciplina, ¿cuál es el siguiente paso?

Ahora me gustaría tener más auspiciadores que puedan ayudarme para mi carrera, para poder tener mejor desempeño y poder solventar mis entrenamientos y mis gastos. Siento que ahora voy a poder darles mayor visibilidad a las marcas que quieran apoyarme, no solo a mí, sino a este lindo deporte. Entonces, creo que se puede hacer un trabajo muy chévere con la gente que me pueda apoyar. Siempre voy a darlo, así que van a apostar a ganar.

¿Qué sueño esperas cumplir?

Definitivamente, ganar el cinturón. Pienso, más o menos saco cálculos y en dos años voy a estar peleando por el cinturón de la UFC en mi categoría.

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Ariel Zavala
Ariel Zavalahttps://www.mmateam.org/
Periodista con más de 10 años de experiencia y experto en redacción de noticias de deportes y artes marciales mixtas.
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