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Kollellaullin: El Arte marcial Mapuche

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Las artes marciales son uno de los tesoros más grandes de la humanidad, disciplinas que demoran años en ser descubiertas por una persona y que llenan el alma, además de ayudar al cuerpo a sentirse más fuerte, hábil y pleno.

El conocimiento generalizado hace suponer que las artes marciales tienen sus raíces en el lejano oriente, pero a medida que alguien se interioriza en el tema se va encontrando con disciplinas que provienen de Brasil (Jiu-jitsu brasileño), Rusia (Sambo), Grecia (Pancracio), Francia (Savate) o Israel (Krav magá), demostrando que cada cultura tuvo un sistema de defensa sin armas, ya sea para defenderse o ir a la guerra.

Curiosamente, en Chile no se habla de alguna arte marcial que haya nacido dentro de nuestras fronteras, y eso que acá existe un pueblo guerrero como es el Mapuche, quizás por culpa de ese fenómeno cultural que existe y donde se valora y se presta más atención a las cosas que vienen de afuera. Sin embargo, lo cierto es que sí existe una disciplina de defensa que tiene raíces en esta angosta y larga faja de tierra.

Se trata del “Kollellaullin”, cintura de hormiga o potencia de hormiga en lengua mapudungun, refiriéndose a la fuerza física de este insecto capaz de cargar su propio peso y más.

La fuerza del Kollellaullin

La historia dice que el pueblo mapuche tuvo una batalla dura y larga contra la corona española, la famosa Guerra de Arauco, y que sólo entre los años 1550 y 1790 tuvo a más de 50 mil ibéricos muertos, entre ellos a dos gobernadores que eran talentosos estrategas militares, Pedro de Valdivia y Oñez de Loyola.

Las fuerzas mapuches contaban con guerreros de elite, los conocidos “Weichafes“, quienes tenían una alta preparación militar a nivel de estrategias, pero a la vez con un exigente entrenamiento físico y mental, el cual les permitió tener gran resistencia ante el imperio español. Esta preparación de la cual hablamos es el llamado Kollellaullin, el cual consistía en una variada gama de ejercicios y actividades.

Este sistema de preparación para la guerra consistía en un riguroso entrenamiento que se llevaba a cabo durante toda la vida del guerrero mapuche (Cona), puliendo sus destrezas físicas, endureciendo su musculatura y logrando una mejor adaptación al medio ambiente. Según algunos estudios, el Kollellaullin se puede comparar al Bushido japonés, ya que consistía más que en un sistema cerrado, en un conjunto de prácticas que dejaban al Weichafe con una espalda ancha, torso musculoso y cintura pequeña como la de una hormiga.

Luego de tener una formación general en el arsenal (jabalina, pica, arco y flecha, macana, lanza larga, boleadora, etc…), cada guerrero elegía un arma con la cual se sentía más a gusto y se especializaba durante toda su vida con ella, para que así los ejércitos se formaran según la especialización del guerrero.

La rigurosa preparación física y destreza en el manejo de las armas hizo que el Mapuche se ganara la fama de un guerrero digno de ser considerado como uno de los mejores en el mundo, tanto por su capacidad física, su alta motivación étnica, su severa disciplina, por tener un verdadero culto al cuidado y manejo de las armas, por su capacidad de soportar el frío, el calor, el hambre, la sed y el dolor, y el desprecio por la muerte.

Lamentablemente, hoy en día el Kollellaullin no tiene la resonancia que se merece, aunque por ahí aún existen algunos “Weichafes modernos” que lo practican como un arte marcial, un método integral de acondicionamiento físico o un tipo de gimnasia.

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