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Ignacio Bahamondes, un peleador creyente

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De la misma manera que el actual campeón peso pluma Ilia Topuria dijo mientras caminaba rumbo al octágono para enfrentarse a Alexander Volkanovski y ganar en la noche del 17 de febrero de 2024, el chileno Ignacio “La Jaula” Bahamondes manifestó exactamente la misma frase en el pasado UFC Vegas justo después de vencer con una inspirada patada de zurda a la cabeza a su rival Christos Giagos.

Ignacio estando de rodillas en la lona al medio del octágono y agradeciendo a Dios por su victoria, dijo mirando a su esquina: “Yo lo soñé”.

Quizás agradecer al cielo por una victoria es una de las reacciones más naturales y a veces repetitivas en las artes marciales, pero lo que verdaderamente llamó mi atención fue el significado espiritual que posee esta frase y que luego Ignacio argumentó en la entrevista con Michael Bisping.

En el mundo religioso se conoce que toda persona que acepta a Dios en su vida, se arrepiente y decide cambiar todos los aspectos negativos de su entorno puede aspirar al derecho de recibir algo llamado revelación personal, lo cual es una especie de guía espiritual para tomar buenas decisiones, saber cuál camino seguir y alcanzar el mayor éxito que podamos recibir mediante nuestra obediencia, esfuerzo, sacrificio y perseverancia en aquello que estamos dispuestos a creer.

«Yo lo soñé«

Esta frase “Yo lo soñé” tiene un significado profundo en la vida de Ignacio porque tanto él cómo la gente que posee creencias religiosas sabe que los sueños son una de las tantas manifestaciones que Dios puede dar, y en este aspecto no tengo dudas de que él tuvo una revelación personal que le permitió ganar de manera extraordinaria y volverse a poner en carrera frente a los rivales de su división, siempre y cuando hiciera lo necesario para convertir en realidad lo que vio en sus sueños, cómo por ejemplo, entrenar una y otra vez aquella patada de zurda sin saber en qué momento sería la protagonista del combate.

Y aunque en el papel esto parezca fácil, tener una vida espiritual activa para complementarla en las artes marciales mixtas es una tarea difícil de llevar, porque además de la minuciosa disciplina que tiene este deporte, debes también ser valiente para reconocer esa inspiración que Dios puede darte cuando te toque enfrentar un desafío muy grande en tu carrera. Se me viene a la mente el ex campeón invicto Khabib Nurmagomedov y lo abiertamente devoto que era de su religión, todo el éxito que tuvo siempre se lo dedicó a su Dios Alá. También puedo mencionar el fuerte cristianismo que poseen muchos peleadores brasileños que han hecho historia dentro del UFC, cómo lo fue Anderson Silva o Jose Aldo o también el cubano Yoel “El Soldado de Dios” Romero que durante su estadía en el UFC predicó y exhortó a la gente que acepte a Cristo en su vida sobre todo cada vez que ganaba una pelea, cosa que el presidente Dana White no lo encontró muy acertado.

Además de las técnicas, destrezas físicas y experiencia en combate, este tipo de peleadores tenían también ese preciado don de la revelación personal y que fue clave en todas sus victorias.

Es por esto que me gusta que Ignacio Bahamondes sea un peleador creyente, me gusta que reconozca su humildad ante el Señor y ponga todo su conocimiento de las artes marciales en un Dios que sólo quiere hacerlo más fuerte mediante su entrenamiento y devoción. Me agradó escuchar que desechó las cosas malas y que fue valiente para poner su vida en orden y dedicarse 100% a su equipo para llegar a ser el mejor peleador de la historia de nuestro país, tal como Gastón “Tonga” Reyno lo dijo en la transmisión para Latinoamérica.

Porque si Ignacio lo cree, yo también lo creo.

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