Resulta extraño para algunos, y para otros una verdadera locura, el sólo hecho de pensar que pasaría si UFC perteneciera a WWE, pero eso estuvo a punto de ocurrir, aunque ustedes no lo crean.
Bruce Prichard, actual vicepresidente senior de la promoción de lucha libre profesional WWE, contó hace un tiempo que la idea de comprar UFC estuvo merodeando por las cabezas de la familia McMahon, aunque según relata había mucho interés, Vince McMahon, presidente de WWE lo desechó.
Según el relato de Prichard, «en el año 2004, Bob Meyrowitz estaba exponiendo a UFC en el deseo de vender y también en buscar formas de cambiar el deporte. Entonces, sé que Shane McMahon definitivamente estaba interesado en comprar UFC y durante ese tiempo, tuvimos reuniones con Meyrowitz y Campbell McLaren. Creo que, antes que nada, originalmente no pedían mucho. No pedían mucho, pero era más de lo que Vince estaba dispuesto a pagar en ese momento».
Si esa compra se hubiese dado, podría haber sido un cambio de rumbo importante para ambas empresas, ya que podríamos haber visto una unión muy interesante entre WWE y UFC, pero finalmente no se pudo dar. A día de hoy, Shane McMahon se encuentra fuera de televisión tras unos meses en los cuales fracasó con Raw Underground, en un concepto bastante parecido al UFC en sus inicios.
«La renovación de UFC que los Fertittas pudieron llevar a cabo, y Dana White con la renovación de las reglas y la presentación. y todo lo demás, fue lo mejor que les pudo haber pasado. No sé si nosotros (WWE), como empresa, podríamos haber superado el estigma de que WWE sea dueño de UFC y haber podido hacer todos los cambios que UFC necesitaba hacer», aseguró Prichard.
Ya en 2010, Shane McMahon fue consultado sobre una supuesta reunión con Dana White, presidente de UFC, pero el hijo mayor de Vince se limitó a contestar “Sin comentarios”.
Eventualmente, el UFC fue comprado por $ 4 mil millones dólares en 2016 y actualmente tiene un valor de mercado por sobre los 7 mil millones de la divisa norteamericana y obviamente Shane debió lamentar que su padre pasara por alto una más de sus ideas.
