Conor McGregor es un verdadero personaje. Su inteligencia en éste negocio se extiende a tal punto que tiene al mismísimo presidente del UFC Dana White comiendo de su mano, hasta le regala botellas de su nuevo y atractivo Whiskey para seguir nutriendo esa amistad que ya no les interesa seguir ocultando a los medios y a todo el mundo, o acaso ¿no se han dado cuenta cómo cambia el semblante de Dana White cuando saluda al irlandés? Hay mucha fraternidad en esa zona.
Por otro lado, cada vez que McGregor comparte su especial trashtalking con los medios de información, los reporteros y periodistas prácticamente estallan de emoción, incluso surge una cierta excitación cuando escuchan su clásico “fook” al momento de dejar a Khabib y su equipo cómo unos verdaderos payasos. No cabe duda que la noche de éste sábado McGregor será muy local en Las Vegas, muchos beberán Proper Twelve y harán sentir su favoritismo aunque las apuestas lo remarquen cómo el underdog de la estelar.
Es cierto, Conor McGregor está haciendo historia en las MMA, está cambiando el sentido de éste deporte y su éxito sigue aumentando cómo la espuma, se está convirtiendo en una leyenda viviente capaz de ser comparado con nombres de la talla de Muhammad Ali, y no estoy exagerando, el dominio que ha alcanzado frente a los medios es abismante, hace y deshace y nadie puede detenerlo. Basta con sólo mencionar los dos cinturones despojados sobre su mesa y el famoso Whiskey que estará en la zona caliente de la lona del UFC 229.
Esto último no sé si está confirmado, pero si Conor lo dijo es porque será así. De igual forma, la manera de vender su pelea y manifestar su reinado cómo autodenominado rey es sencillamente notable. Y aunque nadie se atreva a decirlo, el irlandés tiene a la compañía bajo sus pies, así como alguna vez lo tuvo el ex campeón de los pesos medios Anderson Silva, con la única y gran diferencia de que Silva no tenía su propia bebida alcohólica para los jefes. A pesar de todo esto, hay un Whiskey que Conor no se ha tomado aún.
Y ese es Khabib Nurmagomedov, un tipo que no pierde los estribos y no aparenta estar amedrentado por la guerra de palabras de McGregor, su confianza y humildad frente a la pelea que vivirá éste sábado se debe exclusivamente a su devota religión y creencia en Al-láh. A diferencia de todos los rivales pasados del irlandés, Khabib se hace respetar y no tolera faltas de respeto, me refiero a los 15 minutos que estuvo hablando para la prensa en la conferencia del día jueves 4 de octubre para luego retirarse debido a que McGregor aún no llegaba.
Comparto lo que el ruso afirmó de Conor McGregor, él, su whiskey y el UFC buscan aumentar el dinero de sus cuentas y seguir convirtiendo todo esto en un negocio rentable, sin importar la transparencia que puedan perder, mientras que Khabib busca concretar un legado único con 26 victorias consecutivas y ningún round perdido hasta el momento, defender su cinturón y convertirse en una leyenda del deporte para que otros jóvenes de su país tengan los mismos sueños.
Les confieso que espero que ambos cumplan con todo lo que han prometido a la prensa, que sea una gran pelea y una larga noche para todos, sobre todo para el inteligente, hombre de negocios y vendedor de whiskey, Conor «The Notorious» McGregor.